miércoles, julio 20, 2005

Eva tomando el Sol

Siempre digo que Sabina aparece en "esos" momentos, hace poco descubri un blog que lleva de titulo una de mis favoritas de él, aunque no sea de las mas famosas. Eva tomando el sol.
Y este gato solitario y sin botas anda de trasnochador, como si la noche me fuera a devolver algunas de las sonrisas que se me pierden. La noche avanza y sigue oscura y callada, se parece un poco a mi alma en estos momentos. Pero amanecera, odiare la mañana como todos odiamos el despertador avisando que ya es hora de meterse a la ducha. Para las 10 de la mañana ya sabremos si el dia es bueno, o si solo esperaremos nuevamente la noche.


Eva tomando el Sol

Todo empezó cuando aquella serpiente me trajo una manzana y dijo prueba.
Yo me llamaba Adán, seguramente tú te llamabas Eva.
Vivíamos de scuoters en un piso abandonado de Moratalaz
si no has estado allí no has visto el paraíso terrenal.

Cogimos un colchón de una basura, dos sillas y una mesa con tres patas,
mientras yo emborronaba partituras tu freías las patatas.
Plantamos cañamones de ketama y un tiesto nos creció ante el ventanal,
con una rama de árbol de la ciencia del bien y del mal.

A Eva le gustaba estar morena y se tumbaba cada tarde al sol,
nadie vio nunca una sirena tan desnuda en un balcón.
Pronto en cada ventana hubo un marido a la hora en que montaba el show mi chica,
aunque en la tele diera en diferido el Real Madrid - Benfica.

Un día la víbora del entresuelo en trance a su consorte sorprendió,
formó un revuelo y telefoneó al 092.
Y como no teníamos apellidos, ni hojas de parra, ni un tío concejal,
ni más Dios que Cupido no sirvió de nada protestar.

Eva tomando el sol, bendito descontrol.
Besos, cebolla y pan, que más quieres Adán.

Un juez que se creía Dios dispuso que precintara un guardia nuestro piso.
No quedan plazas para dos intrusos en el paraíso.
Estábamos sobre el colchón desnudos jugando a nuestro juego favorito,
al ver entrar la pasma Eva no pudo sofocar un grito.

A golpes la bajó por la escalera un ángel disfrazado de alguacil
sin importarle un pijo que estuviera encinta de Caín.
Hoy Eva vende en un supermercado manzanas del pecado original.
Yo canto en la calle Preciados, todos me llaman Adán.

1 comentarios:

Anónimo dijo...

me sonrojaste toda con este post maravilloso, muchisimas gracias, por dedicarme este espacio, abrazos infinitos y este agradecimiento de corazón